La búsqueda del sentido trascendental de la vida
Yuvati Nandini Devi Dasi Ecuador.
Cuando el otoño llegaba a mi vida y había cumplido con mis responsabilidades familiares y laborales me di cuenta que me faltaba algo. Tomé consciencia de que de todos me había preocupado pero que por mi persona no había hecho nada. Sentía un vacío y un no saber qué hacer… entonces surgió la pregunta, ¿y ahora qué? empecé a buscar, sin saber qué ni dónde.
Por recomendación de una amiga acudí a una cita con un conocedor del Ayurveda para que me ayudara con un tratamiento natural a fin de evitar el dolor de las articulaciones y la gastritis. Al llegar a la consulta tuve mis primeras buenas impresiones, la música, el aroma del ambiente, un adorno con velas chorreadas y la tranquilidad que allí se respiraba. No había prisa… me llamó la atención que a pesar de que mi cita era a una hora fija y llegué con diez minutos de anticipación, nadie me decía nada. Habían pasado treinta minutos y le pregunto a la señora auxiliar: ¿a qué hora me va atender?, y me respondió que esperara tranquila que pronto me atendería. Me ofreció un Chai. Cuando me atendió lo primero que hice fue reclamar por la hora, estaba acostumbrada a vivir con el reloj en la mano y a toda prisa.
En las citas subsecuentes además de seguir con el tratamiento, fui dejando de comer carnes rojas, hasta que tiempo después me volví vegetariana. Así que cuando iba a la consulta me dediqué a leer esperando que me tocara el turno, allí fue donde empecé a encontrar lo que buscaba. Leí La India Mística, escrita por un sacerdote jesuita, ecuatoriano, Edgar Aguilar Camacho, Autobiografía de un Yogui de Paramahansa Yogananda y luego otros libros escritos por él, el Bhagavad Gita escrito por Mahatma Ghandi. Literalmente me bebía los libros. También se despertó mi curiosidad por el yoga, empecé a aprender lo que hoy conozco como Hatha yoga, luego realicé un instructorado y encontré lo que buscaba.
Lo que hoy conozco como Hatha yoga, me interesó el Curso de Yoga Inbound en casa, durante su estudio basado en el «Bhagavad Gita tal como es» llegó a mi la, necesidad de tener un maestro espiritual, luego se convirtió en deseo ferviente, pregunté a los devotos: ¿cómo hago para encontrar a mi Maestro? me dijeron, siga estudiando, no se preocupe, el maestro llega cuando el discípulo está listo, luego realice un instructorado de 200 horas.
Poco a poco fui aprendiendo, conociendo a los devotos, a los maestros espirituales y al Templo que había en la ciudad en donde vivo, en Quito Ecuador. Ahora hay dos templos. Cuando recibí mi Diploma como instructora de Yoga conocí a Srila Bhaktikavi Atulananda Acharya Maharaj quien me lo entregó.
Tuve una primera iniciación y posteriormente Gurudeva Atulananda me recibió como su discípula. Mi vida tomó un giro, ahora me siento una nueva persona, tengo un objetivo y sé a dónde quiero llegar. Dedico la mayor parte del tiempo en seguir las clases de Gurudeva y realizo mi Seva que es muy enriquecedor porque me permite tener contacto con devotos y servirles cuando me dan esa oportunidad. Sigo leyendo, tengo tanto que leer, trato con todo mi empeño en ser cada día mejor que ayer, me siento bendecida y estoy muy agradecida con Dios, con Gurudeva y con los devotos porque todos los días hay una nueva enseñanza y porque son un ejemplo a seguir.
Producción: Ragatmika Bhakti Dd.