Lógica Devocional – ¿Existe la verdad absoluta?

La ciencia debe estar basada en la lógica y la filosofía. La ciencia significa eso. Y la religión a veces significa sentimientos. De modo que la religión sin filosofía es sentimentalismo o fanatismo y la filosofía sin religión es especulación mental.

(Clase acerca del BG 7.1-3 en Estocolmo el 10 de Septiembre del 1973) Śrīla A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda.

Nota previa: Este artículo ha sido revisado y corregido por Śrīla Gurudeva agregando mejores ejemplos para asegurar su comprensión. Por lo que su completa autoría no me pertenece.

Desde hace un tiempo he oído a diversas personas aseverar que no creen que exista una Verdad Absoluta y que nadie puede afirmar conocerla. Un comentario como éste se ve difícil de replicar pero aquel que conoce el Bhakti Vedānta puede fácilmente enfrentar a este Goliat argumentativo.

Generalmente la respuesta ante esta afirmación es decir que quien proclama que “nadie puede conocer la Verdad Absoluta”, ya está él mismo estableciendo una Verdad Absoluta.

Pero esta vez, para decir algo más, para poder elaborar otra respuesta quisiera primero desglosar dicho comentario y analizar su contenido por partes, como el conocido “divide y vencerás”, que esta vez puede aplicarse sabia y constructivamente, al contrario del uso común que se le ha dado.

Primer punto:

Para partir analicemos la frase “no creo que exista una Verdad Absoluta”.

Ya el hecho de decir que “no creo” indica que no sabe si existe una Verdad Absoluta o no. El hecho que él no crea no tiene ninguna sustancia porque depende mucho de quien hace esta declaración. Una persona que nunca ha visto el océano podrá decir que no cree que exista un cuerpo de agua tan inmenso, pero esta afirmación no tiene valor alguno.

Así mismo, es cierto y muy aceptable que alguien reconozca el no tener conocimiento ni seguridad de que una Verdad Absoluta exista, pero no tiene derecho a asegurar que no existe, sin tener en cuenta, por ejemplo, el hecho de nuestra propia existencia. Porque, si nuestra existencia es real, debe provenir de algo real, y a todo lo que es real lo llamamos Verdad, y como esa Verdad lo abarca y rige todo, la llamamos “Verdad Absoluta”.

La Verdad Absoluta, en realidad, existe de por sí. No necesita de nosotros para su existencia, al igual que toda cosa creada existe sin necesidad de nuestro consentimiento.

La pregunta más bien sería si quien afirma esto está en capacidad de entender la Verdad. Esta Verdad Absoluta existe pero no todos están en capacidad de entenderla. Podemos dar el ejemplo de la matemática, donde al principio se nos dice que no podemos restar un número mayor a un número menor, pero en matemática más avanzada esto sí se puede hacer y nos daría como resultado un número negativo. De este modo, por ejemplo, cinco menos ocho sería menos tres. De esta manera se necesita de cierta capacidad mental para entender verdades superiores.

Pruebas de la existencia de una Verdad Absoluta la dan los santos de distintos credos quienes son verdaderos experimentadores y científicos de esa Verdad. No es que la Verdad Absoluta no haya sido nunca visto ni realizada, no es así, muy por el contrario, desde los principios de la humanidad los Vedas nos dicen que algunos hombres han conocido y visto esa Verdad.

Segundo punto:

La segunda parte de este comentario afirma que “nadie puede afirmar conocerla”.

Nuestro acercamiento a esta afirmación viene desde el Śāstra. En el Bhagavad-gītā Capitulo 7, Śloka 3, podemos encontrar las siguientes palabras de Sri Kṛṣṇa :

“De muchos miles de hombres, puede que uno se esfuerce por la perfección, y de aquellos que han logrado la perfección, difícilmente uno Me conoce en verdad.”

De manera que, según esta lógica, existen personas que se esfuerzan por conocer la Verdad Absoluta llamados Sādhakas y existen algunos, menos numerosos, que han logrado conocerla que son llamados Siddhas. Este verso será de muy difícil digestión para los oídos incrédulos pero que sustenta de manera muy razonable la existencia de este tipo de personalidades.

Para lograr una mayor apertura mental de nuestro interlocutor podemos invitarlo a pensar en algo tan etéreo como el mundo de los sueños. Los sueños poseen la característica de ser conocidos por todos nosotros y sin embargo, podríamos decir, nunca han sido percibidos con nuestros ojos físicos. Aun así nadie pondrá su existencia en tela de juicio. Similarmente aquel que busca la Verdad Absoluta entrará necesariamente en una plataforma sutil, pero racional, llamada metafísica, o aquel estudio de lo que ocurre más allá del plano físico conocido. Esta plataforma tan difícil de describir se asemeja a los primeros pasos de la ciencia occidental donde se habló de la existencia del átomo, el cual nunca ha sido visto. De modo que para que se dé la posibilidad de alguien conocer la Verdad Absoluta es necesario el entrenamiento filosófico o una bendición especial para que viva una apertura mental real.

Pero, ¿cómo podremos encontrar a una persona que conozca la Verdad más elevada y cómo la podríamos reconocer? De la misma manera en que podríamos oír largamente la exposición de un arquitecto referente a cierta edificación, quien detallará cada paso, cálculo y resultado para construir dicha obra. Este usará el más fino lenguaje para referirse a la delicada mano de obra y el refinado arte de la época, usará metáforas e ingenio para ayudarnos a imaginarla y podremos aseverar sin duda que el exponente conoce en profundidad el tema que trata. El mismo arquitecto caminará por la calles observando la maestría o torpeza con la que se ha construido el horizonte metropolitano y verá con asombro la mano de su creador.

Es muy similar a la manera en que los buscadores de la Verdad ven el mundo, y esto lo describe Sri Kṛṣṇa en su Bhagavad-gītā, Capítulo 6, Śloka 29:

“Un verdadero yogī Me observa a Mí en todos los seres, y también ve a todo ser en Mí. En verdad, la persona autorrealizada Me ve a Mí, el mismo Señor Supremo, en todas partes.”

Teniendo esto en cuenta querremos hallar a una personalidad así de grande y esto podremos conseguirlo usando las descripciones de Sri Kṛṣṇa ante la pregunta de Arjuna en el Capítulo 2, Śloka 54 del Bhagavad-gītā:

“Arjuna dijo: ¡Oh, Kṛṣṇa!, ¿cuáles son las señas de aquel cuya conciencia está absorta en la trascendencia? ¿Cómo habla y qué lenguaje usa? ¿Cómo se sienta y cómo camina?”

Recurriendo a la respuesta que Kṛṣṇa da a estas preguntas de Arjuna, nuestra congregación, descendiente de la fe Vaiṣṇava de la corriente Gauḍīya, ha aceptado a Raghunātha dāsa Gosvāmī como el Ācārya de nuestro Sampradāya del cual desciende nuestra querida sucesión discipular.

Ahora estaremos capacitados para invitar a nuestro interlocutor a no cerrar la puerta a la Verdad Absoluta, ni a la posibilidad de conocer a quien pueda ayudarnos a acercarnos a la misma como muchos sabios, filósofos y pensadores de la antigüedad lo han hecho.

Finalmente, este intento de devoto llamado Paragati Das ha aceptado como conocedor de la verdad a nuestro querido Gurudeva: Śrīla Bhaktikavi Atulandanda Swami quien saborea constantemente la dulzura del Santo Nombre y cuyo néctar ha tocado su lengua, mente, corazón y alma por la gracia de nuestro Param Gurudeva Śrīla A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda. Pueda yo seguir los pasos de tan afectuosa personalidad y conocer al fin la dicha sin paralelo del servicio inmotivado a la Pareja Divina.

Espero que este artículo haya ayudado a arrojar luz sobre este tópico y haber servido al lector en su afán de encontrar respuestas. También les pido a todos mis hermanos y hermanas espirituales el ser bondadosos conmigo y perdonen cualquier falla que encuentren en este trabajo y amorosamente puedan darme su ayuda para mejorar constantemente.

Todas las Glorias a Sri Guru y Gaurāṅga.

¡Nitai-Gaura-premanande haribol!