Testimonios de Gurudeva Atulananda, flores y telas santas
Primero que nada quiero agradecer a todos los que han participado enviando ya sean sus propias experiencias, o las que han escuchado de otros, para ayudarnos en el fortalecimiento de la fe.
Sin querer extenderme mucho paso a referirles algunos hechos.
Cuando éramos jóvenes brahmacharis teníamos un hermano espiritual llamado Sacisuta, que era muy simple y austero. Nosotros muchas veces le pedimos que se comprara una parka porque era muy frío en el invierno, pero él no quería gastar nada para sí, como excelente brahmachari que era, entregaba todo al templo. Hasta que un día, volviendo de sankirtan, el bus en que venía estaba muy lleno, y al bajarse en la entrada del templo, pasando entre mucha gente que estaba muy apretada, cayó justo una parka a su medida con él; pronto la recogió para devolverla, pero el bus, casi sin detenerse, se alejó.
Recuerdo que entre todos celebramos mucho esta encubierta intervención de Krsna para abrigar a Su amado sankirtanero.
En otra ocasión estábamos en la finca de Nova Gokula en Brasil y los pujaris querían hacer nuevos vestidos para las Deidades para una noche de Janmastami.
Entre ellos se encontraba quien en esta vida fue mi esposa. Ella me dijo que no iban a poder estrenar Sus nuevas ropas por una tela que faltaba. Se trataba de la que serviría como manto para las Deidades. La buscaron por todos lados pero no hubo caso de encontrar alguna que sirviera. Mi esposa estaba muy afligida por esto y le oró mucho a Krsna. Ella me dijo que después de esta oración, abrió uno de los mismos cajones donde ya muchas veces había buscado, y encima de todas las telas estaba la que más precisamente necesitaban. Todos los buscadores quedaron muy impresionados ante este hecho y agradecieron mucho a Krsna por dejar servirlo.
En el mismo lugar de Nova Gokhula, Brasil, un devoto estaba vistiendo a las Deidades de Sri Sri Sita Rama. Cuando quiso poner unas flores en la cabeza de Srimati Sitadevi, tres veces clavó su cabeza con el alfiler con que deseaba sujetar cada flor. “Uy, pensó él, seguramente algo me va a suceder con esto que me acaba de pasar”. Y justamente durante el día, cuando salió a trabajar el campo e iba abriéndose camino con un machete, sin querer golpeó un enjambre de avispas que en tres lugares le picaron la cabeza. Este devoto, llamado Gurudas, sintió gran alivio y felicidad al ver la clara presencia de su amada Deidad.
Por esos tiempos también había un joven que deseaba ser devoto pero sus padres se oponían con gran vehemencia. Se trataba de un joven brasileño. Un día su madre fue a pedir ayuda a sus sacerdotes de Macumba para que hicieran algo. Los sacerdotes le aseguraron que la iban a ayudar, que no se preocupara. Al día siguiente la madre fue a averiguar si habían tenido éxito, pero ellos le dijeron que las entidades que habían enviado para cambiar la mente de su hijo habían regresado declarándose infructuosos, pues habían visto un gran león protegiendo al joven en lo alto de su cabeza, y por supuesto, no se atrevieron a acercar.
Este devoto más adelante tomó refugio en los santos pies de Srila Sriddhar Maharaj.
Quiero también relatar quizá la experiencia más notable que me tocó vivir, aunque no la viví yo mismo en persona, en realidad.
Fue un día Domingo en que salimos a harinam en Buenos Aires y de regreso al templo vi que había una señora de visita y me acerqué a saludarla. Me dijo que venía de muy lejos, de Tierra del Fuego. Me dijo que un día se había levantado pensando que nunca había recordado a Dios y que en realidad sería lindo saber algo de Él. A la mañana siguiente un sankirtanero de Iskcon golpeó su puerta, al abrirla, el devoto le preguntó: “señora, ¿quisiera saber algo de Dios?” Muy impresionada le compró varios libros y después de ello había viajado a la capital para saber más, y fue en ese preciso momento en que nos vio en el harinam en Plaza Constitución. Ella me dijo que nos había seguido hasta el templo porque en medio del harinam había visto a un joven alto, muy bello, que con gran ánimo danzaba entre nosotros y que vestía ropas azules. Me dijo que nos había seguido porque quería ver de nuevo a ese joven y me preguntó si alguno de nosotros vestíamos ese color de ropa. Imagínense cómo quedé de impresionado.
¡Jay! ¡Sri Nityananda Prabhu ki jay!
De este modo podemos estar seguros que no salimos solos ni a sankirtan ni a harinam.
Hace poco supe de un devoto que cuando recién estaba conociendo la Conciencia de Krsna, le trajeron a una persona poseída para que la exorcizara. Siendo un devoto muy nuevo no sabía bien qué hacer. Cantó el mantra, cantó a Nrsimha, pero el verdadero éxito lo consiguió cuando puso tilak en su frente. Por ello es tan importante ponerse tilak para mantenerse siempre protegido.