Encuentros trascendentales con Gurudeva Srila Bhaktikavi Atulananda Acharya Swami

En la vida a veces tenemos la gracia y la misericordia de encontrarnos con grandes personalidades que nos ayudan a cambiar el rumbo de nuestras existencias. Encontrar un maestro espiritual genuino, un devoto puro que nos guíe y nos acompañe en nuestro proceso espiritual, compartiendo aprendizajes y experiencias trascendentales, es uno de los regalos más afortunados que podemos tener como vaisnavis y vaisnavas. Apreciar este regalo divino, realizando servicio devocional en compañía de los devotos es el primer paso para continuar por la buena senda en el camino del Bhakti.

A continuación, compartimos una serie de relatos de Vaisnavis y Vaisnavas que nos cuentan cómo conocieron a Gurudeva Bhaktikavi Atulananda Acharya y de qué manera su presencia y refugio influyó en su vida espiritual.

Bhaktivedanta Tat Pará Maharaj

«Llegué a conocer a Gurudeva Atulananda en 1989 a través del Prabhu Caytania Nitai cuando estuvo en Lima Perú después de una presentación que hizo, pero no pudimos conversar mucho. En 2001 me fui a vivir a Nueva York y en 2003 me mudé a La Florida a un pueblo que quedaba a dos horas de Miami. Solía visitar el Templo los fines de semana.

En agosto de 2005 Gurudeva visitó el templo de Miami y yo viajé para tener su asociación al menos un fin de semana. Pero estando allí ocurrió algo inesperado. El 23 de agosto, se desató un huracán, y no pude regresar a mi casa por los destrozos que produjo. Así que me quedé unos días más en Miami junto a Él, así que fueron los arreglos del Supremo.  Allí ocurrió el primer pasatiempo.

He tenido y tuve la misericordia de contar la gran asociación con nuestro querido Gurudeva Atulananda, siempre disfrutando de sus enseñanzas y alcanzando más conocimientos. Al pasar el tiempo, tomé conciencia de la magnificencia que implica la asociación de un Devoto del calibre de un maestro espiritual como Gurudeva.

Pasaron los años, todavía estaba en la orden de Vanaprastha en 2019, y el regresó a Miami, así que tuve la dádiva de su Sadhusanga nuevamente, y lo acompañé a un viaje que hizo por República Dominicana, Nueva York y Cuba. El 17 de octubre de ese año tuve la misericordia de recibir sannyas de él en Miami y fue algo muy grandioso para mí.

Yo quería estar en el Viasapuya de Gurudeva en 2020. Así que viajé el 12 de marzo y ocurrió el segundo pasatiempo, me tuve que quedar en Chile por siete meses, de marzo a octubre por la pandemia del Covid 19. Así que tuve la misericordia, el cariño y la gran tolerancia de los devotos de la finca de Ekachacra quienes estuvieron conmigo; esta experiencia ha sido muy importante para mí.  Estoy convencido que Dios, Krisna siempre otorga lo impredecible».

Srila Mathura Mandala Das

“Conocí a Gurudeva Atulananda en Buenos Aires, Argentina, en 1976. En ese momento lo llamaban Prabhu Atulananda. Cuando lo ví estaba con una veintena de personas en el templo acompañado en su mayoría con devotos y algunas madres. En aquel momento se ocupaba de preparar prasadam en la cocina y también era pujari.

La principal influencia que tuvo Gurudeva en mi vida espiritual consistió en inspirarme a seguir estudiando los libros sagrados de la literatura védica. Uno a veces puede llegar a creer que estar en Conciencia de Krishna significa tener una vida hippie donde cada uno hace lo que quiere, pero nada más alejado de la realidad. Por el contrario, la formación de los devotos y las madres en un templo es muy estricta.  Desde los hábitos de higiene y limpieza, hasta los horarios para realizar las actividades en el templo, todo está muy organizado.

Gurudeva Atulananda significó una positiva influencia en todo el grupo del templo, porque tenía una gran formación intelectual, sumado a la capacidad y el temple que lo caracteriza para comunicarse con otras personas. Siempre fue muy moderado en su forma de expresarse, buscando las palabras exactas y precisas para aclararnos y explicarnos los mensajes de las escrituras. Él siempre estuvo muy ocupado por formarnos y educarnos en Conciencia de Krishna.

La influencia espiritual que me dio es ser un ejemplo de lo que significa renunciar. Él tenía ese desapego tan grande respecto a la vida social civilizada. Su origen era de un status superior pero nunca lo hacía notar. El renunció a varios apegos del mundo material como familia, herencia y status social.

Gurudeva Atulananda estudió y se formó con las familias más encumbradas de Chile, su entorno era de una clase social alta con mucho poder de influencia. Su padre era cónsul así que por su trabajo viajaba y recorría el mundo y se formó conociendo distintas personas y culturas. Sin embargo, Gurudeva vino a vivir al templo y se adaptó a nuestras costumbres sencillas sin romper su etiqueta y formación. El mostraba con alegría y felicidad haber roto con esas obligaciones sociales y dejó todo para dedicarse al Bhakti, al Servicio y a la prédica de la Conciencia de Krishna.

Mi inspiración es muy grande hacia él y le estoy muy agradecido por su ejemplo de vida de renuncia y servicio.  Él es una persona de fe y tiene una visión muy profunda de los planos espirituales.

Una vez en una fiesta de domingo en el templo después de tomar Prasadam, venía el Sundar Artik, se abrió el altar y los devotos empezaron a cantar, eran como Angeles. Gurudeva se ponía atrás, cantaba y bailaba.  A él le brota ese kirtan fuerte que le sale del alma.

Para mí era desconocido todo esto, yo venía de afuera y ese primer domingo viendo a los devotos en pleno kirtan, en un momento me emocioné tanto que estallé en llanto. Los devotos se preocuparon al verme así, fue una emoción muy impactante y fuerte para mí, ellos me sacaron afuera y me trajeron agua para que me calmara. Algunos decían que había caído en éxtasis, yo creía que no era eso, pero sentía una gran emoción, un gozo en el alma relacionado con el kirtan. Después vino Gurudeva Atulananda y dijo que esa no era una expresión de éxtasis, porque yo era un recién llegado y el éxtasis es un proceso muy profundo que viene con el tiempo. Me encantó su franqueza y honestidad».

Bhakti Bimala Srautri Maharaj

“La primera vez que mi atrevimiento me llevó a pisar las sagradas tierras de un templo del Señor Krishna por los años ochenta, Krishna con su infinita misericordia me permitió ver a un brahmachary entre los brahmacharys, cantando rondas en la finca del templo de Puente Alto, frente al cementerio de Santiago, en Chile. Recién estaba asomando el Sol y cuando los ví me surgió un gran respeto por ellos. Sin embargo, la imagen de un brahmacharya en especial no se borró nunca más de mi mente. De ese devoto mayor escuché clases, lo vi participando muy activamente en todas las tareas del templo y hasta el día de hoy contemplo con agrado su figura de devoto del Señor.

Un afecto espontáneo y sencillo, surgió en mi corazón por aquel devoto y aquel templo. Había llegado al lugar y a las personas que sin advertir estaba buscando. Eran los devotos y el Templo lo que mi alma buscaba. Me demoré muchos años en llegar allí, pero allí estaba y aquí estoy.  Mi corazón estaba alegre y con un sentimiento de estar en el lugar y con las personas correctas y sagradas. En esa ocasión no sospechaba lo que la providencia me regalaría. El regalo era la presencia de un Devoto que se preocuparía por mí el resto de mis días. Él fue, es mi instructor y mi consuelo en los momentos más difíciles de mi vida. Mi amigo por siempre, mi fuerza en mi debilidad, mi inspiración para ser algo.

Con un amigo, haciendo servicio juntos, decíamos: Por Gurudeva, Por Gurudeva! Ha sido mi alegría. Infinitamente le agradezco a Krishna la existencia de mi querido Gurudeva Atulananda y a algunos más cercanos a él también. Por él aprendí a servir lo mejor que puedo según mi entendimiento.

No soy quién para querer desatar sus sandalias, pero él me dio cabida en su sagrada historia personal y esto significó que mi vida espiritual tenía significado y contexto. Mongol Artik, Kirtan, Prasadam, pedir bhoga de frutas y verduras para el Señor Gouranga, Harinam, Sankirtan, clases…servicio al Señor. Ya no era el soñador de una vida mejor, era el momento de mostrar de que fibra estaba hecho, si quería la verdadera vida espiritual o no.

La influencia que ejerció Gurudeva en mi vida espiritual fue y es la bendición más importante de este intento de recorrer el sendero del Bhakti Yoga, sin menospreciar a otros agentes del Señor que fueron pilares importantes en mi camino de vuelta a Dios. Gurudeva siempre fue el ejemplo del Sadhana. Uno como recién llegado al Templo quería levantarse a la misma hora que él, cantar algunas rondas antes de Mongol Artik igual que él. Era el hermano mayor, el que sabía lo que teníamos que hacer.

Llegar a conocerlo es una tarea difícil y compleja. Quizás conocer algunos aspectos externos de su vida, podría mi torpe inteligencia distinguir, pero ¿cómo llegar a conocer a la inmutable, eterna bienaventurada alma entregada por completo al Señor?… para mí es muy difícil.  

Lo ví, me simpatizó, lo respeté, lo respeto, lo estimo, lo acepto y valoro profundamente su entrega, su humildad, su prédica y su vida. Srila Bhaktikavi Gurudeva Atulananda Ki Jay!«

Srila Mriganath Acharya

«En 1983 conocí a Srila Bhaktikavi Gurudeva Atulananda Maharaj en la ciudad de Guayaquil, Ecuador. Muchos devotos me habían hablado de él que era un buen predicador de Chile, que tenía un gran conocimiento de las escrituras védicas y que era muy cuidadoso con los principios espirituales, su Sadhana y con su vida espiritual. Él había conocido a Srila Praphupada en México y se convirtió en su discípulo.

Cuando lo conocí todo lo que me habían hablado de él era real. Me transmitió mucha paz, serenidad, tranquilidad y por sobre todo me gustó que tenía capacidad para conversar y dialogar pacientemente. Pensé en mi corazón, este devoto me da confianza, y eso fue muy importante para mí. Más tarde me di cuenta que la confianza en un Vaisnava, en un Devoto real del Señor representaba una guardianía divina.

Su prédica y su presencia en la vida de los devotos se fue haciendo para mí más real y consciente. Cuando Gurudeva aceptó la posición de convertirse en un maestro espiritual iniciador y aceptó discípulos me dio una inmensa alegría porque sabía que había una persona en quien podía confiar más cercanamente para poder avanzar en mi proceso espiritual.

En cierta ocasión mi hija fue a estudiar en la Universidad Católica de Valparaíso en Chile y tomó contacto con los devotos. Ella me contó que ellos eran muy conscientes de los votos y que Gurudeva Atulananda les había dado la instrucción de no contaminarse y por lo tanto, ellos no consumían ningún alimento que no sea ofrecido en el Templo. Ella me dijo: los devotos no comen Bhoga en la calle, ellos son muy estrictos con el tema de su alimentación.

Otro aporte maravilloso que hizo Gurudeva Atulananda Acharya fue la traducción de la literatura vaisnava de los libros, canciones y pasatiempos del Señor en poesía. Esto ayudó a comprender muchas de las canciones cuando los devotos cantaban en kirtan a Krishna».

Maharani Jay Bhakti Goswamini

Conocí a Gurudeva hace más de 25 años. En esa época estaba buscando un Guru que me explique sobre el Bhagavad Gita, porque tenía que dar una clase sobre un artista que había basado su obra en los Vedas y necesitaba profundizar más en el tema.

Empecé a buscar y encontré el Instituto de Estudios Védicos donde me dijeron que necesitaba un Guru para estudiar el Bhagavad Gita. Con paciencia fui a varios programas, escuché clases de varios Gurus, pero ninguno me hizo clic en el corazón. Hasta que un día llegó uno que me dijo que fuera donde estaba Prabhu Atulananda y entonces fui al restorán Govinda.

Al entrar al restorán estaba Maharaj Damodar se veía radiante, pero yo sentía en el corazón que él no era Gurudeva, me acerqué confiada y le pregunté por él. Me explicó que Gurudeva estaba en las montañas pero que a veces bajaba al restorán para dar clases.  Lo llamaron por teléfono, esperé un largo rato y tuve la misericordia de que viniera al lugar.

Cuando llegó lo ví llegar todo se iluminó, era un pasillo estrecho, él venía acompañado de varios devotos, algunos más altos que él, unos vestidos de blanco y otros de azafrán, pero no cabía duda que Gurudeva era Gurudeva, naturalmente lo reconocí y le di Reverencias.

Él se impresionó y luego me preguntó cómo sabía que él era él, a lo que respondí:  es que no cabe duda porque usted irradia luz como el Sol, algo muy especial y místico. Luego me invitó a sentarse para conversar y tomar Prasadam. Yo venía de la Universidad vestida con ropa elegante, me sentía algo incómoda, pero me gustó ver a todos con sus ropas devocionales, sentí que eso era elegancia verdadera. Pero Gurudeva me hizo sentir muy cómoda, conversando de alma a alma y donde no importaban esas cosas externas. Cuando tomó el Bhagavad Gita, lo abrió en la mitad, y me dijo empiece aquí: me sentí petrificada porque siempre me habían dicho que los libros se leían por completo desde la tapa a la contratapa o del principio hasta el final. Ya esto marcaba algo muy diferente, algo único.

Desde niña empecé a buscar mi camino espiritual pero nunca encontrando la verdad, o sintiendo que había llegado al objetivo que quería llegar. Cuando conocí a Gurudeva no solo comenzó mi vida espiritual, sino mi vida. De hecho, le debo literalmente mi vida, porque cuando lo conocí yo estaba enferma y los médicos me habían desahuciado. Él me dijo que los doctores no sabían tratarme y me invitó al templo, donde había unas madres que sabían de medicina natural. Gurudeva me dijo: solo por estar acá usted se va a sanar. Así lo hice y rápidamente los tratamientos hicieron efecto, entonces comencé a hacer servicio y a lograr mi sanación. Fue una experiencia maravillosa.

Luego cuando Gurudeva tuvo que viajar dejó a cargo al Prabhu Kanka tan querido y recordado, y él empezó a leernos las líneas de las manos a todos los devotos en el Templo. Cuando llegó mi turno, se quedó helado, porque la línea indicaba que yo estaba por dejar el cuerpo, se cortaba ahí. Entonces el prabhu me tomó la mano derecha la metió en el bolsillo y me dio una bolita dulce de Maha, que es lo que uno hace cuando una persona va a dejar el cuerpo. Pero Gurudeva me había dicho que yo no iba a dejar el cuerpo porque krsna tenía muchos servicios para que yo realice. Y así fue, vino mucho servicio, gracias a una misericordia tremenda para mí.

Y esa ha sido y es mi vida espiritual, el servicio, el poder entregar lo que tengo, lo que soy, sin más y sin menos, porque no hay posibilidades de pretender nada.  Todo se lo debo a Gurudeva, todo se lo agradezco y le consulto a él. Mi vida está rendida a Gurudeva, yo confío plenamente en su sabiduría, en su consejo y en su palabra.  Vida y Vida espiritual son lo mismo para mí y todo viene de Gurudeva.

Astha Sakhi Maharani

«Conocí a Gurudeva Atulananda en 1995 gracias a mi mamá que también se hizo devota. El empezó a visitarnos en nuestra casa en Iquique en el norte de Chile. El junto a Maharaj Govinda andaban por todos lados viajando y predicando en una camioneta con sus libros devocionales.

Recuerdo que ellos llegaban a casa y se sentaban a tomar Prasadam, a hacer un kirtan o una lectura del Bhagavad Gita. Mi mamá en esa época, vendía seguros de vida, le iba muy bien económicamente, pero decidió dejarlo todo y seguir a Gurudeva. Ella iba con la camioneta por todos lados con él, y llegó un momento en que ella, era muy feliz siendo vegetariana y asistiendo a sus clases. Una vez mi madre me dijo: cuando salgas del trabajo anda a buscarme porque voy a estar en el Templo. Yo tenía dos hijos muy pequeños de 1 y 3 años y cuando salía de trabajar los pasaba a buscar a ellos al Templo y así me fui quedando en las clases.

Un día lo invitan a Gurudeva Atulananda a dar una clase, cuando lo ví y lo escuché quedé enamorada de la filosofía védica, completamente entusiasmada y días después empezamos a planear con mi mamá abrir el primer Visnupriya de Chile, en Calama. Nos trasladamos a este lugar y estuvimos en el templo 4 años hasta que nos vinimos a vivir a La Serena.

Gurudeva Atulananda fue el gran impulsor de mi cambio de vida. Antes de conocer Conciencia de Krsna yo usaba taco alto, uniforme de empresa, pero sentí un llamado muy profundo a Dios. Me inicié en 1997, luego mi mamá Yasoda se hizo Maharani, y diez años después yo también tomé votos de renunciante«.

Kishori Dham Devi Dasi

«Conocí a mi querido Gurudeva hacia más de veinte cuatro años y fue en el templo de Peñalolén. Viajamos con mi esposo Krsna ksetra Das desde Paine para allá en busca de una madre que confeccionaba camisas para los devotos, porque yo quería que mi esposo vistiera a lo Krsna, él no le daba mucha importancia, pero yo soñaba verlo vestido así. Encontramos a la madre, y ahí tuvimos el honor de verlo por primera vez a Gurudeva Atulananda y a su querida esposa.

Fue muy importante para mí ese momento, empezamos a ir todos los domingos a las clases y a disfrutar del Prasadam que siempre fue delicioso. Hasta que un día dijimos con mi esposo y si lo invitamos a casa. Le propusimos venir y él aceptó.

Cuando pensamos en el menú para dar la bienvenida a Gurudeva, yo dije papas rellenas y mi esposo dijo ñoquis. ¿Y cuando volvió Gurudeva de su paseo le pregunté le gustan las papas rellenas con queso?, um…respondió. Pero después cuando regresó mi esposo le propuso: ¿o prefiere unos ñoquis? El siguió su paseo y cuando regresó respondió: las dos cosas. Y así fue, tuvimos que hacer papas rellenas y ñoquis.  

Queríamos que todo salga perfecto, así que fuimos a buscar una mrindanga para que tocara Gurudeva cuando viniera.  Entramos a un negocio cerca de Paine, y encontramos un yembé de esos mismos que tocaba Su Divina Gracia Srila Praphupada cuando viajó de la India a Occidente. En ese momento pasó un devoto antiguo, y nos pusimos a cantar con el yembé Hare Krisna. Luego volvimos a Paine a preparar el banquete y todo lo necesario para su visita. Cuando vino Gurudeva vino acompañado de dos devotos. Es increíble como suceden los milagros cuando uno se entrega a Conciencia de krsna.

Haber conocido a Gurudeva Atulananda discípulo de Srila Praphupada fue tan importante en mi vida y en la de mi esposo. Era su ídolo porque él era tan chistoso, tan sencillo, directo y exigente, por él íbamos al templo y si no estaba él también íbamos ayudar a los devotos en todo lo que pudiera. Gurudeva hace servicio las 24 horas al día, entonces nos preguntábamos de qué manera podíamos ayudarlo, aunque sea con un granito de arena. Él tiene mucha energía, es un gran ejemplo a seguir tanto en mi vida y en la vida de mi esposo.

Lo mejor que me ha pasado en mi vida además de ser madre, es haber encontrado Conciencia de Krsna, porque sirve para todo, para sanar el cuerpo y el alma, para conocer personas sinceras y de buen corazón como Gurudeva.

Mi infinita gratitud hacia Gurudeva, por el Servicio que hace en favor de la humanidad y de todas las vaisnavis y vaisnavas, los devotos, por su gran paciencia para guiarnos, escucharnos y apoyarnos».

Rukmini Devi Dasi

Ex Presidenta del Visnupriya en Templo Radha Govinda de Chile

«Yo vivía en Perú, trabajaba en una mina como ingeniera, era totalmente materialista y mi vida estaba muy lejos de pensar en hacer una vida espiritual. Después en 2009 viajé a Chile en unas vacaciones y conocí a Gurudeva Bhaktikavi Atulananda Acharya.

En este viaje paré en lo de mi hermana espiritual Santi que estaba al lado de la finca Prema Mandal pero su casa se inundó así que nos invitaron a vivir en el templo en Concepción. Al principio tuve un poco de temor, pero no quería inmiscuirme tanto, pero al final nos fuimos a vivir allí.

Empecé a leer unos libros de mi hermana, me gustaba mucho leer y me pasaron unos audios de las canciones de Gurudeva. Cuando las escuché sentí algo muy profundo y pensé: ¿Cómo puede ser que alguien le canté tan profundo a Dios? Gurudeva no le estaba cantando a nada ordinario, le cantaba a Dios y sentí que había un amor muy profundo hacia Krishna.

Después empecé a levantarme muy temprano para Mangal Artik, cantaba la japa, asistía a las clases, pero a pesar de eso nunca me había acercado tanto al altar, y no me había dado cuenta que la foto de Gurudeva estaba allí en la sucesión discipular. En esa época todavía no lo conocía personalmente. Cuando un día él llegó de visita a Concepción, lo estábamos esperando en la entrada del Templo y de pronto un auto se detuvo y dijeron ¡llegó!… Cuando él puso un pie en la vereda, fue automático, yo le di Reverencias desde donde estaba, fue algo muy natural que me surgió de adentro de mi corazón. Él es alguien muy especial en mi vida. 

Cuando lo vi, me di cuenta que mi vida podía ser más sencilla, sin ostentar tantas cosas para vivir, que uno podía ser feliz sin tantas cosas materiales, pero sirviendo a otras personas, encontrar el sentido de servicio desinteresado. De alguna manera sentí el amor profundo que Gurudeva tiene por Krishna y pensé: qué lindo seguir en este camino de la devoción. Pasaron varios años y aún sigo aquí por misericordia sirviendo de alguna manera y ojalá puede seguir haciéndolo».

Producción contenidos: Ragatmika Bhakti Devi Dasi

Edición Podcast: Rasaraj Das