Entrevista con Kalpataru Das “La poesía me ayudó a limpiar mi corazón”

Kalpataru Das (Carlos Fabián García-Huidobro Lagos), es un escritor chileno que además de ser devoto de Consciencia de Krishna, es constructor de viviendas y Trulys, cocinero y pujari. Es autor de dos libros, Buscadores de la Verdad que consta de una serie de 108 relatos de madres y devotos que cuentan cómo llegaron a la filosofía de Conciencia de Krishna. Y su segundo libro publicado es Relatos de un Encuentro donde se pueden apreciar un centenar de relatos imperdibles sobre historias de vida de madres y devotos.

Kalpataru Das nació en Santiago de Chile un 27 de septiembre de 1969. Su padre era contador y su madre ama de casa. Estudió en un liceo humanista en Santiago de Chile.  Estuvo en el templo de Peñalolén, en el templo de Diaguitas y luego viajó a Vicuña en el Valle del Elqui donde conoció a Srila Bhaktikavi Atulananda Acharya Maharaj, su maestro espiritual.

Actualmente reside en la finca Ekachackra de Catemu en Chile donde desarrolla actividades como pujari de las Deidades. El devoto cuenta con ejemplares de sus libros para los interesados en conocer las imperdibles historias y relatos de vaisnavis y vaisnavas que cuentan sus inicios en la filosofía del Bhakti Yoga.

¿Cómo conoció a los devotos de Consciencia de Krishna?

En mi juventud estudié y trabajé en Santiago de Chile. Un día vi a los devotos tocando unos tambores por el paseo Ahumada. Estaban formados y vestidos de anaranjado, tocaban unas campanillas que llamaban la atención. Me detuve a verlos, los veía a todos altos, rapados, parecían de otro planeta. Después de un tiempo los encontré en el transporte público vendiendo libros. Ellos decían: “Somos estudiantes de Filosofía”, y yo pensaba… si ellos son de otro planeta, ¿dónde estudiarán?

Pasaron casi diez años. Yo trabajaba en la construcción de una casa en la comunidad ecológica de Peñalolén y el arquitecto de la casa me dijo: “Mira por ese camino, allá más abajo, está el templo de Krishna, ahí dan comida gratis los domingos”. Yo no necesitaba comida, trabajaba y tenía dinero para mis gastos. Era una época que no quería saber nada del mundo. 

Un domingo llegué por curiosidad, había un maravilloso jardín lleno de colores, había personas vestidas de una manera que jamás había visto, quedé atrapado por la belleza del lugar. Me invitaron a comer un arroz con verduras, un dulce como manjar, luego me invitaron a una clase de Filosofía, hablaban del alma y otros temas.

Cuando terminé la construcción me fui a vivir a la Avenida Macul con Quilín, de ahí venía los domingos al templo. Luego pasaron dos años sin ir al templo. Me encontraba muy mal de ánimo y mi voluntad estaba muy debilitada, así que me dije: esto no puede continuar, mi vida debe girar en 180 grados. 

Entonces me fui de Santiago al Norte, a Vicuña, al valle de Elqui, en 2004. Un día pasando por la plaza de Vicuña, un devoto se me acercó y me invitó a una clase que daría el sábado. Llegué a una casa donde había muchos devotos, me senté y quien daría la clase era Srīla Bhaktikavi Atulananda Acharya Maharaj. Sin saber que él era un maestro espiritual dijo: “Yo no sé por qué estos gallos andan detrás de los tigres para matarlos, si los tenemos ya adentro”. Aquella frase quedó extendida en mi reflexión. 

Luego me fui a vivir a Diaguitas, mi hermana conocía a los devotos y me dijo: “Habrá una fiesta en el templo de Krishna”, llegamos el domingo y estaban construyendo un Truly con ladrillos de barro. 

Después de regresar de trabajar como temporero agrícola, iba los domingos al templo y ayudaba a los devotos a construir viviendas. Un día conversando con el Prabhu encargado de la construcción, Prabhu Sevasuarupa– Le pregunté- ¿Puedo vivir aquí?, tengo problemas con los vecinos -Bueno, claro- respondió. Estuve como dos meses en el templo de Diaguitas, me reencontré con Swami Dāmodara, recordé haberlo visto en la primera visita al templo de Peñalolén. Conocí a Prabhu Krishna Das, a Madre Lila Devi Dasi, quien siempre me decía que debíamos tener un maestro espiritual. 

En el año 2006 llegó un maestro espiritual a Diaguitas, Sri Guru, él llegó de blanco en un pequeño auto y al verlo parecía un sueño cumplido. Los devotos hablaban de Ekachakra, de una fiesta en Catemu, de una gran fiesta. Así que viajé a la finca Ekachakra con un devoto, Krishna Nam.

Fui iniciado en marzo de 2007 por Śrīla Gurudeva Atulānanda en esta finca ubicada en Catemu, Chile.

¿Qué lo inspiró a ser escritor?

Hay un poeta chileno Vicente Huidrobo que me inspiró mucho. Una vez cuando tenía 33 años me visitó su poesía en algunos trabajos que tuve y se despertó mi interés por el arte y la poesía.

Cuando conocí a Gurudeva Atulananda, supe que era un poeta, y fue como encontrarme con la poesía en su forma física. La relación que uno tiene con el sentido de la vida, en mi caso la relación que tengo con la poesía, es darle un sentido a la conciencia. Me pareció bien esto y atando cabos se manifestó este libro.

Mi libro consta más de 100 relatos sobre cómo los devotos conocieron a Consciencia de Krishna, me llevó ocho años escribirlo, finalmente fue aceptado y apreciado por los devotos, fue algo muy bonito que me regaló Krishna.

Hay un relato en el libro donde prabhu Syamananda, cuenta que estaba en el comedor con varios devotos de Govinda en Ekachackra en un Viasapuya, y uno de los devotos les contaba a otros como había conocido a los devotos. Yo llegué a ese grupo y Syamanda preguntó si alguien podía escribir estos relatos. Me resonó aquella pregunta porque yo tenía esa búsqueda.

La primera entrevista fue a Krsnasundar, vivíamos juntos en Ekachackra. Le pregunté cómo había conocido a los devotos y así le fuí preguntando a todos. Yo las grababa y las pasaba en limpio, ordenaba las historias y redactaba. Así ocupaba mi mente y se limpiaba mi corazón de la tristeza a la alegría. Gurudeva y los devotos estaban muy contentos.

Cuando uno escribe historias de madres y devotos hay que tener una ética en lo que uno cuenta en el libro, porque los devotos me contaron muchas cosas, así que muchos comentarios no los puse en la versión final.

Hay dos ediciones. En la primera edición tiene algunos relatos y la segunda edición tiene otros nuevos. Al principio sacaba copias y se las mostraba a los devotos, me daban donaciones y yo sacaba fotocopias para continuar corrigiendo los textos.

Después viajé a Perú para ver si podía imprimir el libro. Entre 2005 y 2010 salía muy caro editar un libro en Chile.

Tuve la misericordia de que el papá de Prabhu Venuraj tenía una imprenta en Limache, cuando yo vivía en el templo de Villa del Mar. Él era el presidente del templo y yo en aquel tiempo vendía panes integrales y conversaba con su papá. Le preguntaba cuanto me salía imprimir mi libro y él me dio la posibilidad de pagar la edición de a poco. Estoy muy agradecido por eso.

¿Cómo fue que llegó a ponerle el título a sus libros?

En un principio le preguntaba a los devotos y en la conversación estaba el sentido de cómo conocieron los devotos la Consciencia de Krishna, el primer título fue éste “Como conocimos a los devotos de Krishna”. Pero claro como los devotos me fueron corrigiendo la extensión de los relatos, o cuestiones de ortografía, ellos fueron proponiendo nombres al libro y un devoto mayor me dijo que me iba a proponer un nombre. Un día me dijo, podrías ponerle Buscadores de la Verdad. Primero empecé con 10 historias, pero después se fueron agregando 20, 50 historias y había que ponerle un límite en cantidad de relatos, porque son muchas madres y devotos. La segunda edición Relatos de un encuentro, tiene más de 100 relatos, así que dije, bueno publiquemos 108 relatos por las 108 cuentas de nuestra yapa.

¿Cómo fue entrevistar al primer discípulo de Gurudeva?

Si, se trata de Prabhu Dayalu Nitai, ellos eran amigos. Se encontraron en los viajes que hacía Gurudeva a Cusco en Perú. Ahí se juntaban los devotos y fue así que se conocieron Prabhu Dayalu Nitai con Gurudeva Atulananda. Como él es suizo y ya era devoto mayor, lo conocí cuando yo estaba escribiendo los relatos en Ekachacrka. Tomé su relato en forma escrita y lo tengo en audio también. El quedó encantado con la amistad de Gurudeva. Desde Suiza viajó a Chile Prabhu Dayalu Nitai para pedirle a Gurudeva que fuera su maestro espiritual. Según el devoto, habló con la esposa de Gurudeva en aquel momento, madre Sarvakanti y allí ella habló con Gurudeva y en el año 1989, él tomo su primer discípulo, Prabhu Dayalu Nitai. Esta y otras historias inspiradoras pueden leerse en estos libros devocionales que gracias a Krishna, a Gurudeva y a los devotos tuve la misericordia de escribir.

Entrevista:
Ragatmika Bhakti Dd.

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