Entrevista a Gourananda Das: “Los poemas son como flechas directas al corazón”

Gourananda Das es músico, compositor y cantante. Nació en Lima, Perú y a los 18 años conoció a los devotos de Consciencia de Krsna.  A través de la música devocional transmite mensajes de armonía, paz y protección a la naturaleza. En sus creaciones musicales está presente la búsqueda del sentido de la vida y el anhelo de generar consciencia en la humanidad a través del camino del Bhakti, el yoga de la devoción.

Inspirado en los poemas de Srila Bhaktikavi Atulananda Acharya Maharaj, compuso y grabó en 2001 el Srimad Bhagavatam y luego en 2003, el Baghavad-Gita Andino I y II, Goura Prema, una ofrenda musical de estilo andino dedicada a Su Divina Gracia Bhaktivedanta Swami Srila Prabhupada.

El primer álbum que grabó en Buenos Aires se llamó Govinda Ananda, una producción realizada en forma artesanal en formato cassette. Tuvo una banda de rock experimental, llamada Khotosh, en honor a una de las culturas más antiguas de Perú y en la cual fusionaba este género con la música andina. Actualmente vive en Chile y realiza SEVA en el templo de Concepción. Gourananda Das además participó en numerosos festivales, Melas y eventos devocionales de Consciencia de Krsna.

¿Cómo surgió su pasión por la música y el canto?

Mi pasión por la música y el canto comenzó en mi niñez; mi padre, Andrés Zuñiga era periodista y mi madre, Hilda Montero, trabajaba como enfermera y es cantante. Mi papá sabía organizar muchas fiestas en mi casa, venían cantantes criollos de Perú y para los cumpleaños de mi mamá aparecían los mariachis cantando rancheras. En este entorno musical comenzó mi inclinación hacia la música, supongo que tenía el ritmo en la sangre y también en el oído. Mi madre tiene una voz muy especial, antes cantaba tangos y boleros, y ahora es mayor pero sigue cantando.

Después fui creciendo y en la escuela primaria empecé a cantar y a participar con un amigo que tocaba una tumbadora. Con él aprendíamos canciones y con todos los amigos nos reíamos mucho, siempre se esperaba ese momento compartido, cuando él tocaba y yo cantaba… bailábamos mucho.

¿Cómo fue la experiencia de grabar su primer álbum Govinda Ananda en Buenos Aires?

Govinda Ananda, fue una deuda que tenía con Srila Bhaktikavi Atulananda Acharya Swami Maharaj. Yo había pasado por Chile y fuimos a verlo a Argentina. Era por poco tiempo, solo una semana y al final me quedé varios años. Él me pasó unas canciones, del Srimad Bhagavatam, décimo canto y siempre que iba a Argentina me reclamaba y me preguntaba: ¿cuándo vas a hacer música?, ¿por qué no volviste a Chile?. Yo me había integrado en el grupo de los devotos en el templo de Buenos Aires, en aquel momento ellos necesitaban alguien que cocinara Prasadam para los sankirtaneros. El presidente de templo, Radha Govinda, me pidió por favor que lo ayudara y me cautivó el corazón.

Pasaron los años y yo no hacía ninguna grabación, en esa época había un poco de fanatismo en la práctica del Bhakti. En el templo solo se podía hacer Prasadam y Sankirtan. A mí me tocaba la cocina y también salía a sankirtan; era tan extática la energía que salía a predicar en el transporte público de pasajeros. Vivir en un país extranjero fue una experiencia muy fuerte para mí, porque tenía que salir a renovar la VISA para visitar a mi madre que vivía en Uruguay. En este país, conocí a un amigo de los devotos de Iskcon, que era músico y otro devoto que era artesano. Les mostré las letras y les propuse: ¿qué tal si le ponemos música a ésto?. El guitarrista viajó a Buenos Aires conmigo, consiguió un estudio de un músico amigo, así que en una habitación pequeña empezamos a grabar en forma artesanal Govinda Ananda. Se lo mostré a Gurudeva y ahí se abrió el arte consciente. Ya había una prueba de lo que se quería; el objetivo era predicar lo que era la música.  Al principio todas esas canciones las tenía que grabar a escondidas pero al final salió la grabación.  Luego comenzó a haber una mayor apertura en el templo para los músicos conscientes, y ya me dejaron tocar la guitarra. Y así fue surgiendo todo.

El cassette de Govinda Ananda tenía de un lado canciones de Gurudeva que siempre quiso grabar como La semilla del Bhakti, o el Tiempo, entre otros. Del otro lado, estaba el canto 10 de Srimad Bhagavatam, canciones con los pasatiempos de Krsna, matando a los demonios y protegiendo a sus devotos.

Y así pude complacer a los maestros espirituales que querían realizar esta prédica. Actualmente vemos que cualquiera toca la guitarra y canta, pero antes fue una experiencia muy fuerte estar en un país extranjero, con muchas restricciones, sumado a que yo extrañaba a mi familia que estaba en Uruguay. Pero bueno las cosas se fueron dando, muchos devotos apreciaban la música que se hizo con Goura Prema. También armamos una banda de hardcore en Buenos Aires, pero esa es otra historia.

¿Y cómo se llamaba esta banda de rock experimental con música andina?

La banda surgió debido a que el rock estaba en pleno auge en esa época; yo ya tocaba la guitarra y encontré a unos amigos y armamos el grupo Khotosh. Este nombre evoca a una de las culturas más antiguas de Perú, donde solo quedaron unas esculturas en piedra de unas manos cruzadas. De ahí surgió la inspiración de las ruinas de Khotosh, la idea era renacer la cultura de los Incas. Hicimos varios temas experimentales, queríamos hacer algo alternativo. Yo tocaba algo de quena y charango, y así comenzó la experiencia. La idea era hacer una ópera de rock andino. Por misericordia de Krsna, en un ensayo nos llama un amigo del grupo Incaquenas que tocaba viento. Se acoplaba muy bien con nosotros, entonces fuimos a ensayar a la casa de Wayra. Llamé a un teléfono, y curiosamente me respondió un devoto de Krsna: Hare Krsna! y yo respondí: se encuentra de causalidad Wayra, un músico que toca quena?. Así que el devoto fue a buscarlo y allí estaba un hermano de un devoto de Ikson. Las coincidencias de la vida!, así que armamos una musicalización para un Festival que se iba a hacer en el Parque Zalazar de Miraflores en Lima, Perú.

La historia es que dos de mis amigos con el tiempo también se hicieron devotos de Consciencia de Krsna. Esta fue una de las experiencias más lindas que Krsna me regaló y que guardo con mucho amor en mi corazón.

¿Cómo fue la experiencia musical y espiritual de grabar el Srimad Bhagavatam?

El Srimad Bhagavatam que hicimos en 2001, fue un demo que realizamos en una sala de ensayo, ahí estuvimos con Ashram Maharaj, Krsna Das, varios devotos y otros músicos que nos acompañaron en este gran desafío musical.

En el Bhagavad-Gita andino participó Ashram Maharaj, Prabhu Hari Venu Das, Prabhu Chandramuka y músicos amigos como Poli, entre otros.

Ashram Maharaj, en esa época tenía cálculos renales y sentía mucho dolor, pero aún así el día de la grabación participó a pesar de su dolencia.  Hace cinco años se hizo la segunda grabación de Srimad Bhagavatam. Ashram Maharaj también integra la banda de música Ahimsa All Star, liderada por Maharaj Damodar, como cantante y guitarrista.

Sintonías guardadas en el corazón.

La segunda grabación del Bhagavad-Gita Andino fue algo muy especial. En esa época yo asistía al templo de Gouranga Radha Govinda Ashram, en Portales, Santiago de Chile.  Vivía cerca, así que me iba en bicicleta de mi casa al templo. Un día llega Damodar Maharaj, nos dice que la grabación de antes no había quedado buena y que Gurudeva Atulananda quería que volviésemos a grabar esos temas de nuevo. Acepté la propuesta y justo en Portales estaba viviendo la madre Gandharvi Dasi, Nelly Avello, que toca el violín en forma profesional y hace poco estuvo de gira por países asiáticos.  Así que Maharaj Damodar nos subió a todos en la camioneta y nos fuimos a Catemu. Ahí estaba Gurudeva, quien estuvo presente en los primeros ensayos. Recuerdo que estaba Prabhu Rasananda Das que tenía un tono muy melodioso de voz, y tanto él como la madre violinista, Gandharvi Dasi, no conocían los temas. Pero yo los guardaba en mi consciencia y en mi corazón, así que todos nos pusimos en sintonía para poder grabarlos nuevamente.

Damodar Maharaj, se sumó a tocar la batería, mientras Gurudeva sugería que en ciertas partes se hiciera con más énfasis para que llegue a la consciencia de quienes lo escuchan. Porque como él decía que las escrituras y la música devocional son flechas que van directo al corazón. Comenzaron los ensayos y todos pusieron sus conocimientos para hacer los arreglos musicales.

Prabhu Chandramuka, armó un pequeño estudio en Portales y preparó la grabación de todos los temas; como él los conocía bien, hizo la base musical y después llamó a los devotos para grabar las partes que les correspondía a cada uno. El Prasadam de la madre Rukmini Devi Dasi nos ayudaba a continuar con las grabaciones, nos atendían súper bien y todo era una fiesta.

Estos son algunos grandes recuerdos que tengo en mi corazón de estas grabaciones que hicimos con los devotos. Me gustaría retomar este SEVA y grabar los otros cantos que faltan de Srimad Bhagavatam. Sería una hermosa experiencia si Krsna y Gurudeva me lo permiten.

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