La fe en Krishna
Testimonio de Hari Priya Devi Dasi
En 2005 Su Divina Gracia Srila Bhaktikavi Atulananda Acharya Swami Maharaj me cumplió el deseo de dar servicio en un Templo y me indicó apoyar la prédica en el templo de Sao Paulo en Brasil. Allá estaba mi querida hermana Aditi Devi Dasi y su esposo Goura Hari Das. Sumado a esto, mi asociado (karmi, en ese entonces), decidió vivir la experiencia de la devoción, gracias a la Misericordia de Gurudeva.
Viajamos por tierra llegando primero al templo de La Paz, posteriormente a Cochabamba, finalmente llegamos a Sao Paulo. Al tercer mes de haber llegado, empecé a sentir dolores extraños en mi vientre tanto fue así que no soporté más de una noche.
Al día siguiente Prabhu Goura solicitó una cita con un médico famoso antroposófico, ginecólogo y obstetra. Al verme me dijo: usted está gestando, a lo que respondí: soy soltera. Entonces, algo no está bien, pues usted tiene un abdomen como de cinco meses de embarazo. Solicitó una ecografía urgente. Yo estaba preocupada.
El resultado era que tenía un tumor en el útero. Me dijo que no tenía mucha esperanza debido a que crecía a la velocidad de la luz. Él me dio una semana de vida. Quedé paralizada. Pregunté qué alternativas me podía dar, qué soluciones… si podía tratarme con medicina natural, o con algún tipo de medicina, algo que evitase la extracción de mi matriz y toda conexión con ella. Con esto me dijo que no podría tener hijos, que perdería el órgano debido al gran tamaño del tumor y a varios tumores pequeños acompañándolo. Quedé devastada. Me dio cinco días para pensarlo. Salí del consultorio desolada y en el momento le conté a mi asociado. Le pedí que regrese a Perú y que rehaga su vida allá, yo me quedaría aquí para mi tratamiento.
Llegando al templo les conté a madre Aditi y a Prabhu Goura. Al día siguiente envié un email a Gurudeva. Él me respondió que lo importante era mi salud, mi vida, que el doctor me opere. Desde un inicio opté por no hacerme la cirugía, estaba decidida. “Nací completa y moriré completa”.
Tomé mi japa y canté muchas rondas. Le oré a Krishna, le pedí con todo mi corazón, que me deje vivir, que me salve, que me ayude y que me sane. Agradecía por mi vida, por el tiempo, por el lugar, por todo lo que tenía, por lo que me había llegado en ese momento y pedía perdón por todo lo que he ofendido, por lo que ofendía a Krishna en mi ignorancia y por lo que quizás en mi pasado ofendí a muchas almas (y no lo recuerdo). Rogué, supliqué, lloré, oré, ayuné y confié…. Estaba en manos de mi Señor Krishna.
Todos a mi alrededor me decían que tenía que operarme, pero nada me iba a hacer cambiar de idea. Rezaba y cantaba mis rondas, fue fuerte mi sentir, cantaba al lado de Tulasi. Me levantaba muy temprano en la mañana, le hablaba a mi útero, ponía mis manos sobre él y le decía que era fuerte, perfecto, que estaba todo bien, que iba a poder sanarme y que iba a seguir allí conmigo. Y llegó el quinto día en el que yo debía dar una respuesta al doctor, ese día ingresé al templo, me quedé sentada mirando al señor Caitanya, volví a pedirle, a rogarle y le decía dame una señal, ¿Señor qué hago… me opero o no?. Cerré mis ojos, me concentré en mis rondas, tenía mi japa en la mano. Y en ese momento una voz dentro de mí me dijo: “no te operes”…. Abrí mis ojos, miré a mi alrededor y dije: quién dijo eso!. No había nadie, estábamos sólo yo y mi Señor Caitanya. Lo miré y le dije: fuiste Tú, mi Señor. Con toda firmeza, descarté la cirugía.
Quedé feliz de saber que ya existe algo así, aunque estaba lejos de mí (seguí orando a Krisna). Lo increíble fue que luego de hablar mucho tiempo con ese doctor, me dijo que existe un tratamiento en el cual no hay cortes y ni se toca el útero y que los tumores vayan desapareciendo. Y dijo humildemente… estás frente al director del proyecto de embolización y eres una de las futuras candidatas a pasar por este tratamiento. Me emocioné, pues pude ver la mano de Krishna en todo esto, había escuchado mis oraciones.
Luego de estudios y pruebas, pasé por esta cirugía menos invasiva y dolorosa en 2007, donde colocaron un catéter con una cámara hacia el útero y luego hicieron punción en la columna y así vieron donde estaban situados los tumores. La aguja cortó la irrigación de la sangre hacia los tumores y luego desaparecieron. Solo me quedó el más grande que quedó del tamaño de una naranja y a medida que pasen los años quedará del tamaño de una uva pasa. Y adopté una dieta ayurvédica.
Hoy han pasado 16 años de lo ocurrido y valió la pena, fueron arreglos de Krishna, pues me estaba encaminando hacia donde debía ir gracias a esto me llevó a vivir y poder estudiar dentro de una clínica ayurvédica y naturópata en San Paulo, Brasil. Me formé como terapeuta ayurvédica. Hoy me contactan personas con diferentes tipos de desequilibrios físicos, emocionales y espirituales.
Actualmente tengo un tumor más pequeño de lo que era antes y desde 2006 hasta la fecha vivo cuidándome con terapias y sobre todo con el tema de la alimentación. Resultado de esto el tumor se achica año tras año y llegará el momento que desaparezca. Y sí,… gesté a mi segunda niña con un tumor de medio kilo. Obvio, los “doctores”, dijeron que no lo lograría.
Esta es una parte de mi historia de dolor, fe, amor, esperanza, disciplina, austeridad y mucho agradecimiento. Krishna me complació porque me dio vida (lo primero que pedía), y luego permitió que yo tenga vida dentro de mí (lo segundo que le pedía). Una de ellas me acompaña hace ya 12 años y mi otra almita está con Krishna.
Queridos lectores, todo es perfecto, por dolorosa que se vea la situación. Hay que aferrarnos a Krishna, a la vida, a nuestras “Rondas” (oraciones), y actuar bien. Aprovechemos el tiempo.
Hare Krishna.
Producción: Ragatmika Bhakti Devi Dasi