El viaje a India

Por Mathura Mandala Das
Mis más humildes y respetuosas reverencias a mi maestro espiritual AC Bhaktivedanta Swami Prabhupada, a mi muy querido y respetado hermano espiritual Gurudeva Atulananda y a todos los vaisnavas, amigos y familia en el camino de la Conciencia de Sri Krishna Nuestro Señor adorable.
Paso a narrar mi experiencia vivida en la ocasión que me permitió peregrinar a India y sus lugares santos. Era el año 1979, junto a mis hermanos espirituales, Saci Suta Prabhu, Ganga Prabhu, Nija Maya, Sikshaktaka (Vasiste muni) Maha Baho Prabhu, Jagajivan Prabhu, tuvimos la oportunidad de viajar a India.
Y así lo hicimos, era una realidad muy contraria a la que vivíamos, ya que nuestros templos eran frágiles económicamente, porque dependían de la colecta diaria que los devotos hacían, así como de los programas que se realizaban frecuentemente.
En esa época había un alto entusiasmo en la prédica. Éramos una comunidad de al menos cien personas entre brahmacharis y grihasthas.
Todos estábamos unidos en un objetivo común, la prédica permanente de la Conciencia de Krishna en Chile. Traíamos como base la escuela iniciática desde Buenos Aires Argentina donde nos formamos, para luego implementar con gran desarrollo la prédica en Chile.
Fue así como se nos dio la gracia de este viaje, con una autorización para colectar con este fin dos mil dólares que era lo que costaba el pasaje y había que llevar también para gastos. Japananda, mi hermano biológico y espiritual quien es hasta hoy mi shiksha guru, me ayudó a colectar dándome materiales y apoyo moral, albergó a mi esposa y Acharya Deva, mi primer hijo, que contaba con cuatro meses de edad.
Llegó la fecha para viajar, hicimos una escala en Lima Perú, y como fue nuestro primer viaje, queríamos marcar en nuestro pasaporte todos los lugares por los que pasáramos. Esto nos ocasionó un problema al querer entrar en India, ya que el paso por Perú en esos años tenía la restricción de estar contagiado con cólera, por lo que había que vacunarse. La Aduana nos quiso dejar en cuarentena, muy enojado, Jagajivan Prabhu, arregló la situación dándoles una coima a los aduaneros.
Una vez reanudando el viaje desde Lima en Aero Perú, pasamos a abordar un avión de Branish Internacional hasta Miami, donde hicimos trasbordo a otro vuelo a Nueva York.
Entre aviones y aviones aprovechamos para pedir colaciones posibles de comer, principalmente maní y mantequillas, jugos y frutas cocidas y mermeladas.
Una vez en Nueva York el Charter no consideraba una salida a la ciudad, así que nos enviaron una persona para que nos cuidara de no salir del aeropuerto, esperamos más menos unas ocho horas allí, hasta que de pronto llegaron devotos con mucho prasadam desde el templo de esa ciudad. Fue un gran festín.
Al salir de Nueva York en un Jumbo de Panam, viajamos en un avión gigante directo a Londres, nuestra primera parada.
Allí nos recibieron los devotos en una combi y nos llevaron al templo del centro en calle Soho. Era una casa típica londinense de 4 o 5 pisos, uno de esos pisos era el templo donde está el altar. Es un lugar muy artístico, con columnas artísticamente talladas por manos expertas, un altar de lujo y prasadam de primer nivel. Estuvimos unas horas y nos aconsejaron ir a alojarnos en el templo de Manor, la casa que el artista George Harrison había donado para Iskcon, se llama el Bhaktivedanta Manor.
Nos recibieron con todos los honores ya que habíamos sido ese año el templo en primer lugar del programa de ingresos de Bhaktas.
Se dio la oportunidad en la hora de mangal artik de cantar para sus señorías. Qué tremendo atrevimiento, cantar en la casa de Manor donde está la historia musical más importante de ese país. Y yo ahí estaba cantando a Sus Señorías, viniendo del último país del mundo. Solo Srila Prabhupada logra y bendice con algo así. Hacer que un ratón pueda alabar a Dios en Su altar bendecido, no tiene nombre, es pura misericordia.
Siguiendo el viaje, nos embarcamos en otro avión Jumbo, directo a Nueva Delhi, este avión iba lleno de devotos, fue maravilloso, el sadhu sanga, sin límites, el idioma nos distanciaba, pero el sánscrito nos unía claramente. Hari bolo, Hare krishna, Prasadam, Dandavats. Un lenguaje universal de los vaishnavas nuestra lengua espiritual.
Llegando a Delhi, de igual manera tuvimos que esperar otro avión a Calcuta, ese vuelo para mí fue tan fantástico porque la navegación era muy rasante al piso y se podía visualizar perfectamente el paisaje entre Delhi y Calcuta. Había verdes tupidos de follaje natural, grandes trechos de laguna y ghats sagrados. La sensación era la misma que volar en un pájaro, era como ir en el lomo de Garuda, esa era mi sensación.
Una vez en Calcuta, debíamos dirigirnos al templo de Mayapur Chandroya Mayapur. Para eso logramos convencer a un taxista para una distancia de 120 kilómetros, este viaje sí fue de espanto, sin desmerecer el paisaje, era imposible disfrutarlo, ya que el conductor no tenía precaución alguna con la velocidad y los espacios que uno debe respetar entre un vehículo y otro.
Cada metro que recorría se preveía un accidente inminente, para uno, pero de manera sorprendente esquivaba todos los obstáculos. Había autobuses que venían llenos hasta el techo en sentido contrario, carretas con búfalos cruzando la pista, trechos de kilómetros con trigo y semillas secándose en el asfalto, dejando media pista de camino. Todo esto te dejaba más que atónito y permanentemente preocupado.
Atiné por cerrar los ojos y fue la única manera de resignarme al viaje. Nos dejó en la puerta de Mayapur, entramos y nos hospedamos, había que cancelar una cifra fuerte que no poseía, así que tuve que quedarme en un subterráneo, donde viví una experiencia muy fuerte, caí al suelo y no podía siquiera levantar mi cabeza. Era como un peso tan grande que no me dejaba hacerlo, además que los mosquitos, zancudos, me tenían picada toda la orilla de piel que se separa de la cabellera, tenía un mosquitero, pero no era suficiente.
Permanecí tirado por muchas horas, hasta que Krishna me levantó y me llevó al templo ya que nadie me buscó ni ayudó. Digo que Krishna me levantó porque justo era la hora de mangal artik y llegué para ver cómo se instalan las primeras deidades de Radha Krishna. Radha de mármol Blanco y Krishna de mármol negro de 2 metros de altura cada una. Luego vi y participé de su abishek, Su baño e instalación sagrada.
Viví momentos intensos, pude pasar a Navadwip, una de las islas frente al templo, ya que había que cruzar el río Ganges. Fui con Nija Maya prabhu, pasamos en un bote que nos pedía 50 paisas, siendo que los lugareños pagaban 10, teníamos caras de gringos, ja ja ja.
Una vez en la isla, pudimos pasear por los lugares donde Sri Cheytania Mahaprabhu recorría con su canto y sankirtan junto a Sus asociados. También tuve la oportunidad de nadar río Ganges abajo, entendiendo la gracias de madre Ganges que me llevaba flotando en su regazo. La verdad que me daba cuenta de la patudez, pero no lo pude evitar.
Y así nos fuimos encontrando con hermanos espirituales que también estaban ese año allí. Conocí a la hermana de Srila Prabhupada, una ancianita que cuidaban las madres, yo la quedé mirando largo rato, para observar sus facciones, hasta que al parecer le disgustó y me hizo un enojo leve. Las madres la vieron y la alejaron. Otra ofensa mía.
El viaje a Delhi
Llegó el día de viajar a Delhi y desde ahí a Mathura donde está el pueblo de Vrindavana. Llegamos bien a Delhi y tuvimos que tomar un autobús hasta Mathura. Cabe destacar que mi nombre Mathura Mandala Das, se refiere justamente a esta realidad espiritual. Mathura es el nombre de la ciudad y mandala significa circunferencia, es decir aquel lugar que no es diferente de Krishna.
Para llegar a Vrindavan faltaban 20 kilómetros, lo que hizo tomar una opción que se presentó. Una persona en una carreta tirada por dos bueyes nos ofreció llevarnos ese trecho por solo algunas rupees. Como devotos austeros siempre cuidamos mucho el lakshmi tratando de gastar lo menos posible, así que fue para todo en acuerdo viajar así.
Fue impactante cuando llegamos a las puertas de Krishna Balaram Mandir. Muchos devotos en las puertas nos vieron llegar. Durante todo el camino fuimos cantando Radhe Radhe.
Aquí fue muy lindo y gratificante. Vale decir que Srila Prabhupada nos enseñó que él venía a enseñarnos a disfrutar de un modo trascendental y esto era un gran ejemplo. La cuestión es que hicimos parikram por Radha Kunda, el bosque donde Radharani jugaba con Sus amigas. Para nuestra visión es un bosque de árboles secos, deshojados, emblanquecido por el tiempo. Claro que ya pasaron 5 mil años. Tiene una caminata perimetral que te permite circunvalar todo el bosque de no más de 100 metros lineales.
En otra ocasión fuimos a la Colina de Govardhan, también podría parecer un cerrito desgastado con el paso de los años, pero depende de la visión espiritual para visualizar su real paisaje.
Caminamos por todo Vrindavan y en una ocasión alguien me mostró un árbol que tenía todo su tronco enrollado como un cordel. Me contaron que ahí se columpiaban Radha Y Krishna, y que para que no se terminara la vuelta de la soga, el árbol se fue enrollando en sí mismo por eso quedó así.
Participé en todos los programas devocionales con miles de devotos, grandes caminatas y harinamas. Los devotos vienen de diferentes Congregaciones, tocaban mridanga de una manera hermosa, sonidos muy elegantes y difíciles de copiar, cantos hermosos, los devotos y visitantes pasaban frente al altar y se retiraban. Mucha gente de la zona venía de visita al templo.
El Prasadam
En una ocasión que no alcanzó Prasadam durante el día y tenía mucha hambre, me acerqué al sector de la cocina y solo dije Prasadam please, y de inmediato alguien vino con el plato de Prasadam más exquisito que jamás haya probado. Hasta aquí fue lo de India.
Luego, de regreso, pasamos esta vez por Nueva York. Estábamos en un edificio de 12 pisos, cada piso cumplía una función específica, además de los departamentos de habitación. Un piso completo era el pujari, otro piso era el altar. Había un subterráneo donde los devotos podían llevar sus ropas para lavar, recuerdo un tremendo horno ventilador que usaban para secar la ropa.
En una ocasión en la que no nos quedaba lakshmi, pedimos autorización para salir a Sankirtan . Nos dejaron ir al barrio latino. Yo les insistía a las personas que hablaran en español, hasta que los convencí, y me respondieron, así pude hacer alguna colecta. Luego me cansé y caminé hasta el templo buscando la calle 44 desde la 14 creo, fueron varias cuadras.
Arribé al templo y estando ahí pedí hacer servicio en la cocina. Me aceptaron y el devoto encargado me dio unas cajas de tomates para licuar y así lo hice. Al día siguiente en la mañana vi cómo los devotos hacían unos kirtans maravillosos, cantaban como dioses, principalmente los de raza negra, se lucían y bailaban espectacularmente.
Durante la hora de japas, se me acercó el comandante del templo y me donó un burfi de maha prasadam que había sido ofrecido a las deidades. Fue muy agradable.
Durante el día me encontré con un hermano espiritual que conocí en Argentina, Prabhu Caitanya Svarupa, él me estaba convenciendo para quedarme ahí, para hacer servicio. Pero yo estaba echaba mucho de menos a mi esposa y a mi hijo de 4 meses, quería verlos y llegar allá, a casa y al templo de Valparaíso, donde mi hermano Japanadana estaba a cargo.
Llegué donde él trayéndole varias cosas, una maleta llena de productos devocionales adquiridas con un dinero que él me había dado para ese fin. Otra maleta la perdí en el aeropuerto por no tener para pagar sobrepeso, era solo ropa de calle, así que no me importó. Además, aprendí a ser desapegado, cosa que todavía tengo. je je.
Una vez llegado a Chile pedí la posibilidad de abrir un templo en la ciudad de Concepción, y así fue, pero esa ya es otra historia.
Hare Krishna
Mathura Mandala Das
Su sirviente