Lo efímero de la vida
Madre Madhurya Devi Dasi (Nueva York)
A fines de 2013 en Lima, Perú, yo ya era activista, vegetariana y abstemia antes de conocer a los devotos. Cuando me enteré de los movimientos activistas sobre vegetarianismo me animó mucho participar con ellos. Y al año que los conocí me pre inicié porque quería seguir un poco más el movimiento de Conciencia de Krishna. Previo a mi iniciación con Srila Bhaktikavi Atulananda Acharya Swami, en septiembre, hice un viaje en las vacaciones con mi madre a la Selva central de Perú. Yo necesitaba desconectarme, así que viajé sin celular, solamente fui con mi mamá y con una versión de mano del Baghavat Gitá. Mi idea era compartir con ella, y estar en la naturaleza, porque en la selva hay mucho espacio para caminar. A lo largo de diez días sufrí dos accidentes que me hicieron pensar y ver como la vida se puede ir en cualquier momento; no tenemos nada comprado y toca decidir lo mejor para uno, que en mi caso significa comenzar un proceso espiritual de una manera más seria y más comprometida.
El primer accidente que tuve en estos días en la selva, fue cuando me encontré con Enrique, un amigo de muchos años que también es fotógrafo que vivía cerca de la zona. El me invitó a pasear en una moto acuática en una laguna. Nos pusieron los salvavidas, él conducía y me dijo que sabía usarla. El detalle fue que mi amigo hizo una curva muy fuerte, estaba avanzando para regresar en el límite del lago y de pronto la moto se volteó. Antes de subirnos, el encargado nos advirtió que si la moto se volteaba debíamos flotar y uno de nosotros volver a enderezar la moto. Pero uno piensa que eso no va a pasar, pero nos pasó, la moto se volteó y en esos segundos, intenté agarrarme de la moto. Mi amigo me decía, te tienes que soltar porque tengo que poner la moto parada y yo ni muerta me suelto, porque no sé nadar. El salvavidas me lo había puesto mal, no me estaba ajustando lo suficiente, en vez de mantenerse bien puesto se estaba subiendo a mi cuello. Mi mamá estaba alterada tratando de pedir ayuda para que alguien nos llevara a la costa nuevamente. Finalmente el encargado logró que una embarcación nos viniera a buscar, fue breve, dos minutos, pero me sentí tan nerviosa hasta que pude calmarme cuando regresamos a la costa.
El segundo accidente fue en este mismo viaje cuando fuimos a un morro. Estamos subiendo una montaña, tenía zapatos no adecuados, con equipos y estaba muy cargada, subimos solo mi mamá, María Luisa y yo. Todo bien la subida, pero a la bajada, por mi peso me iba hacia adelante, y en muchas ocasiones de esa bajada, sentí que me iba a caer y me asusté mucho. En esa ocasión valoré mucho a mi mamá, ella es temerosa, pero estaba valiente, y me dijo que iba a estar todo bien. Yo estaba temblando, pero pudimos hacerlo.
Así que estos accidentes me confirmaron que tenía que tomar en serio mi proceso espiritual, sentí el llamado y ansiaba que me permitiera ser su discípula y el 26 de septiembre de 2014 me inicié con Srila Bhaktikavi Atulananda Acharya.